martes, 23 de octubre de 2007

NOCHE CLARA DEL ALMA HACIA LA CONCIENCIA



Tao, la traducción más literal es ‘camino’; y como tal, una senda que se recorre, la misma que hemos recorrido, constantemente, noche a noche, viendo el paisaje. Si bien nos detenemos en las benditas piedras, continuamos recorriendo el bosque. Dentro del abigarrado mundo de los símbolos, el bosque significa la conciencia
Leonel Guzmán

NOCHE NÍTIDA DEL AMOR

Ese recorrido del camino hacia la verdadera conciencia es tortuoso, en realidad. El aflorar de la luz en un estado alternativo de manifiesta elevación o diversidad de conciencia solo puede darse a través de un despojamiento real de todas las ataduras en las que nos tiene el raciocinio....crecimiento interior en donde el alma debe crecer desde la dolorosa prueba del sufrimiento... lo único que permite neutralizar la piedra del pensar, el agua del sentir, el aire del intuir y el fuego de la pasión... aspectos espectrales de dimensiones que aún no podemos alcanzar mientras no sean liberados los nombres verdaderos, mientras no se conozcan realmente los símbolos del mundo en donde inmersa el alma se arrastra para beber a los pies del espíritu....hasta que se levanta, ya saciada de su sed y se hace una con él...



Esa noche oscura que atraviesa el alma en búsqueda de la sabiduría, de Dios, de su centro inigualable, del gran amor de los amores...que no puede ser otro que el de la unión mística....la lleva a anhelar y desear... Asedio del asecho; presencia del anhelo para aferrarse a la nada que le rodea y que la convulsiona en el vacío de no tener....el alma no está acostumbrada a la soledad desde donde debe templarse con el ánimo de prepararse para la contingencia de su momento más esperado, de su unión total, universal y sagrada con el Todo...




En este sentido, el cuerpo en algunas culturas era el verdadero doble... aquél que no podía intervenir con su materialidad en la conquista del mundo espiritual, porque el cuerpo era presentido siempre desde un fondo arquetipal animálico, sucumbidor de lo sublime, halando hacia el abismo toda traza de elevación... pero al cuerpo lo que es del cuerpo y al alma; para que el espíritu pueda dar completitud... Para vivir los esposorios entre alma y espíritu, el cuerpo recibe su don y se seca su abulia, ahora camina hacia donde irán sus amos: humus, polvo, elevación; linajes del soplo, el viento y la brisa que espabila los rostros y levanta el vuelo de las luciérnagas antes de brindar toda su luz... pero se festeja todo como la última y única real primavera, con la terribilidad del Otoño, oigamos a Vivaldi:


Alma y sangre de la entrega, el cuerpo debe trajinar, educar sus idioteces y sus torpezas hasta conseguir la finura de un corcel amaestrado que pueda linchar sus pasiones, dolores y sensaciones emparentadas con la Maya, también universal, porque a todo el mundo ciega, en diversos planos... Velo que debe ser absorbido como una tela de arroz que rodea de ignorancia, hasta fundir la verdad del cuerpo, para darles sus perlas y pueda comerlas... el cuerpo es otra vía, otro camino para la majestad del alma y para la fusión mística...


Subyugado al servicio de lo que lo ama, lo estremece y le da proporcionalidad... el cuerpo es el vaso para beber el agua de rosas de la unión, entre alma y espíritu... cruel segundo nacimiento, en el ínsitu cárneo, voluntad, linaje, prenda indescifrable de mundos insospechados que se ejecutan al temblor de un meñique... para todos los cuerpos de las almas

Carlos Miguel

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